Gracias a este maravilloso invento, los enamorados del café hemos podido disfrutar de deliciosas infusiones de café a lo largo de la historia.
Comenzaremos la magnífica y fructífera historia de la cafetera por el principio, los inicios de la cafetera en el mundo:
Fue a principios del siglo XIX cuando a un ingenioso farmacéutico francés, llamado Francois Antoine Descroizilles, se le ocurrió la brillante idea de unir dos recipientes de estaño o cobre comunicándolos con una chapa metálica repleta de agujeros a modo de colador. Llenó la parte inferior de agua y café molido y puso su invento al fuego. Tras unos minutos, cuando el agua llegó a ebullición subió al recipiente superior y aquella infusión resultante increíblemente había tomado el olor y el sabor del café. El invento fue bautizado por el farmacéutico con el nombre de “Caféolette” y así fue como se inventó la primera cafetera de la historia.
La patente de la Caféolette fue todo un éxito y, año tras año, la fueron saliendo unas cuantas imitaciones, en concreto un agrónomo y químico francés, Antoine Cadet de Vaux empezó a comercializar en 1806 la cafetera de porcelana.
A mediados del siglo XIX, comenzaría la adaptación norteamericana de esta cafetera , pero no sería patentada hasta 1873, la cafetera estaba formada por un cilindro que en su interior albergaba un filtro que poco a poco bajaba presionando los posos del café. El problema de esta cafetera era que no siempre el filtro tenía el mismo diámetro por lo que muchas veces la infusión no salía perfectamente colada.
Este pequeño gran problema del diámetro del filtro sería subsanado gracias al ingenio de una ama de casa alemana llamada Melitta Benz. En 1907, se le ocurrió la brillante idea de sustituir el filtro metálico a modo de colador por un paño poroso de lana. El resultado fue buenísimo al principio pero comprobó que con el uso, el paño se iba desagarrando y se gastaba. Este pequeño hándicap no frenó a Melitta en su afán de conseguir una buena infusión de café, por lo que al año siguiente, ideó un sistema a base de papeles muy porosos de usar y tirar, solucionando así el problema.
En 1.940 Peter Schlunbohm, un alemán emigrado a Estados Unidos, empezó a hacer experimentos con un nuevo material, el pirex, un tipo de vidrio muy resistente al calor, y con el que hizo dos recipientes, uno de ellos en forma de cono invertido y utilizó para separarlos un papel poroso. La cafetera se comercializó con el nombre de Cafetera Chemex.
Al principio, los fabricantes más importantes rechazaron el diseño de Schlumbohm, ya que la cafetera Chemex parecía demasiado simple para que pudiera preparar una infusión de café. Pero Schlunbohm que era un hombre muy persuasivo convenció a uno de los compradores de los almacenes Macy’s, en Nueva York, para que se llevara una Chemex a su casa y con ella se preparase un café. Así fue como consiguió el encargo de cien cafeteras.
Continuará…