El té y el café son dos de las bebidas más consumidas en el mundo. Hay auténticos amantes del café y del té que sienten auténtica devoción por estas dos bebidas. Se consumen de manera similar, ya que ambas tiene un poder energizante y consiguen mantenernos alerta y despiertos. Por ello, los bebedores de café y té suelen tomarlo por la mañana y después de comer y suelen dejar de lado su consumo a partir de la tarde.
Son bebidas con muchas similitudes y la principal de ellas es que el componente principal de las dos es la cafeína, a pesar que en el té se le llama teína. Además de su conocido efecto energizante, tanto el té como el café, si se consumen con moderación, son bebidas naturales, saludables, que pueden ayudar a nuestro organismo y a prevenir determinadas enfermedades.
Además, ambas bebidas tienen un sabor único y especial y unos aromas que las distinguen de cualquier otra bebida o infusión. Tanto en el té como en el café, además encontramos multitud de variedades y sabores: en el café los hay descafeinados, más aromáticos, más suaves, más especiados… y en el té son los colores los que marcan las diferencias: el té rojo, el verde, el negro, el blanco…
Pero ¿cuáles son realmente las diferencias entre el té y el café? la primera y principal es el nivel de cafeína que contiene cada bebida. En una taza de café, la cafeína es de 125 a 128 miligramos, mientras que en una taza de té negro, por ejemplo, hay 55 mg de cafeína.
Además, el proceso de asimilación de la cafeína en el cuerpo es diferente con ambas bebidas. En el caso del té la absorción es más lenta y prolongada, mientras que cuando tomamos café, la absorbemos de manera más rápida y eficaz.
Por ello, el efecto del té y del café es diferente en nuestro organismo. Mientras que con el té conseguimos sentirnos despiertos pero no notamos un nivel de nerviosismo elevado, con el café, si lo consumimos en abundancia, podemos llegar a sentir un estado de ansiedad. No obstante, los muy cafeteros y los amantes del té, están acostumbrados a estas bebidas y las consumen en unas dosis que saben que sus cuerpos pueden absorber y asimilar perfectamente.
Otra de las diferencias entre el té y el café es su sabor. El té es más ácido y el café más fuerte y amargo. No obstante, las dos bebidas se suelen combinar a la perfección con endulzantes, leche, especias, nata y todo tipo de complementos lo que las convierte en bebidas muy ricas y sabrosas, además de saludables.
Tanto el té como el café tienen además efectos beneficiosos para nuestra salud. Los dos contienen antioxidantes, por lo que ayudan a prevenir el envejecimiento y previenen determinados tipos de enfermedades. El té además tiene propiedades antiinflamatorias, previene la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. También ayuda a combatir el colesterol. Numerosos estudios apuntan que el café, por su parte, reduce los riesgos de padecer enfermedades como el parkinson o el alzheimer y evita las enfermedades del hígado.
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